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LOS CONTRASTES DE UN AÑO QUE TERMINA:
Es de considerar el progreso del presente año, tanto en lo político-social y religioso, tanto en nuestro país como en lo exterior, de lo cual se pueden rescatar los siguientes contenidos, merecedores de una crítica de nuestra parte, por su repercusión durante este año que termina:
LA REGRESION CULTURAL, dentro de nuestro país, sobre todo en nuestra ciudad, que en nombre de “dios” promociona eventos taurinos, convertidos en un verdadero circo romano, en el cual si una persona mata un toro se convierte en arte, si se da al contrario sería masacre, nuestra voz de protesta por esta muestra de sometimiento a una cultura que lejos de ser tolerable es denigrante (si consideramos el gasto económico que también incluye), mostrando que más importa una matanza que eliminar la pobreza o frenar la delincuencia.
LA POLÍTICA RELIGIOSA Y OSCURANTISMO, provocado obviamente por la iglesia católica, que lejos de asimilar el progresismo cultural de América, propone llevar la bandera del afianzamiento católico del continente auspiciando el resultado de una serie de “cruzadas” (así las llaman) con el fin de sostener la fe sobre su iglesia, gastando ingentes sumas de dinero realizando seminarios, encuentros juveniles e inmensos foros de discusión, de los cuales ninguno tocó el tema de los abusos a los derechos humanos por parte de curas católicos (incluso a niños), que es una de las premisas más importantes para el desprestigio universal de la institución. En el aspecto nacional de nuestro análisis anual, tomar en cuenta el retroceso de algunos sectores sociales que asimilaron como una cuestión de orgullo nacional la beatificación de la llamada “Santa Narcisa”, que comparable con la ya conocida “Mariana de Jesús”, demuestran que los fanáticos buscan rendir honores a quienes en vida no demostraron más que autocompasión, humillación (no humildad) consigo mismo por el hecho de “entregarse” enteramente a una fe, a una resignación y conformismo lejos de todo intento de superación social y transformación de la realidad tan lesiva que ha enfrentado nuestra nación durante su desarrollo, fruto también de una influencia por demás limitante de toda crítica progresista a pesar de encontrarnos en el siglo XXI (proyectando incluso con auspicio de municipios la vida de una mujer que se torturó a sí misma en toda su vida por el hecho de demostrar la fidelidad a dios)
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